Resumen
El documento relata la lucha incansable de Doña Fabiola Lalinde para esclarecer la desaparición forzada de su hijo, Luis Fernando Lalinde, ocurrida el 3 de octubre de 1984 en la vereda Verdún, Jardín (Antioquia), donde fue detenido, torturado públicamente y luego desaparecido por miembros del Ejército. Durante 12 años (4.428 días), Fabiola y su familia enfrentaron un sistema de encubrimiento estatal que etiquetó a su hijo como un guerrillero alias «Jacinto», supuestamente muerto en «intento de fuga».
A pesar de las negativas oficiales, las intimidaciones, el hostigamiento e incluso un montaje judicial con drogas para criminalizarla, Fabiola persistió en su búsqueda con apoyo de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano en 1987 por la desaparición y posterior muerte de Luis Fernando.
Tras múltiples obstáculos, se realizaron exhumaciones en 1992 en Riosucio (Caldas), donde se hallaron restos dispersos y, finalmente, el cráneo de Luis Fernando bajo la raíz de un árbol. La identificación se confirmó mediante pruebas de ADN mitocondrial realizadas en la Universidad de California bajo la dirección de la Dra. Mary Claire King. El 18 de noviembre de 1996, los restos fueron entregados a la familia en una ceremonia sobria en Medellín.
La homilía durante su inhumación destaca el amor inquebrantable de Fabiola, su fe y su tenacidad, comparándola con la viuda insistente del Evangelio y con el pájaro «cirirí», que simboliza la persistencia contra la injusticia. Su lucha no solo permitió recuperar los restos de su hijo, sino que se convirtió en un símbolo de resistencia contra la impunidad y los crímenes de Estado.
El texto también incluye una homilía en honor a Doña Fabiola tras su fallecimiento en 2022, reconociendo su legado como defensora de derechos humanos y su papel inspirador para otras víctimas de violencia estatal en Colombia.
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